¿Cómo puede cambiar el yoga tu vida emocional- psicologia san fernando

Como sabemos, el mundo es cuestión de modas; modas que no aportan nada y modas de las que podemos aprender y extraer esa parte beneficiosa.

Pues bien, a colación de ésto, quería hablaros de una práctica milenaria que cada vez realizan más personas en el mundo, debido a sus beneficios físicos, mentales y espirituales: el Yoga.

Como psicóloga en San Fernando, me centraré en los beneficios de esta práctica a nivel emocional y psicológico. El yoga, además de un ejercicio, es un estilo de vida para muchas personas, ya que su práctica implica ejercicio físico, pero también hábitos saludables, una alimentación sana y una visión ética y espiritual de la vida. Por ello, muchas personas comienzan a mejorar su calidad de vida no sólo en aspecto físico sino también en el mental y emocional.

Algunos de los beneficios psicológicos que el yoga puede aportarte son los siguientes:

– Mejora el sueño: el Dr. Murali Doraiswam, autor de un estudio de la Universidad de Duke, concluyó tras la revisión de más de cien trabajos sobre el yoga, que al practicarlo, aumenta la producción de serotonina en nuestro cuerpo y ésto ayuda a que la persona duerma mejor.

– Reduce el estrés: las exigencias de la sociedad actual ¡y las propias! hacen que frecuentemente vayamos estresados y en una dinámica de corre, corre… pues bien, varios estudios demuestran que el yoga reduce los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés. Por lo que, visto de otra manera, ¡el yoga puede funcionar como un ansiolítico natural!

– Alarga la vida y previene ciertas enfermedades: diversos estudios han comprobado que la meditación y el yoga aumentan el tamaño de una parte de los cromosomas relacionada con el envejecimiento, el desarrollo de ciertas enfermedades y la muerte. Así pues, se ha probado que practicar yoga sólo quince minutos al día, produce cambios bioquímicos en este área del cerebro, y por lo tanto, en el envejecimiento y el desarrollo de ciertas enfermedades degenerativas.

– Mejora el humor y el estado de ánimo: me alegra anunciaros que se ha confirmado que el yoga mejora los niveles de serotonina, una de las hormonas relacionadas con que las personas padezcamos ansiedad y depresión. Así, tras diversos estudios, se concluye que si practicas yoga, tus niveles de ansiedad se reducirán, pero también mejorarás si padeces depresión o si eres una persona que se obsesiona con ciertas cosas. Aquí podemos decir que el yoga actuaría como un antidepresivo natural… Aunque de ninguna manera quiero que creáis que, como psicóloga, estoy en contra de la farmacología para los trastornos psicológicos. Para nada, todo lo contrario. De hecho, cuando observo que un paciente puede tener un desajuste químico cerebral y que sus emociones pueden estar claramente relacionadas con ello, aconsejo acudir al médico especialista para que le indique el tratamiento pertinente.

– Mejora la concentración: una reciente investigación publicada en The Journal of Physical Activity and Health indica que la práctica de veinte minutos diarios son tan beneficiosos a nivel cognitivo, que se observan mejoras en la memoria, en el aprendizaje, los tiempos de reacción, la concentración y la capacidad para resolver problemas.

– Ayuda a mejorar las relaciones sexuales: por si fuera poco todo lo anterior, recientes estudios confirman que el yoga incrementa la satisfacción sexual, ya que cuando la persona lo practica, mejora la elasticidad y la flexibilidad del cuerpo y fortalece los músculos de la pelvis. Además, como vimos antes, al reducirse el estrés en la persona, aumenta el apetito y el deseo sexual.

Parece que todos son beneficios ¿no? ¿por qué no probarlo?

Además de lo anterior, si os soy sincera, lo que más me gusta del yoga es su filosofía: la parte del autoconocimiento, de la espiritualidad… esa relativización de las cosas y los valores éticos sobre los que se cimienta: el perdón, la compasión y la empatía por el otro… valores y principios que creo firmemente que debemos practicar todos, no sólo por el bien que genera en nuestro entorno, sino principalmente en nosotros mismos.